La caída de la Segunda República trajo con sí varias consecuencias a la población llanera.
En algunas regiones la guerra fue constante por cinco, diez o hasta quince años y la única autoridad a la que se podía recurrir por protección durante y después del conflicto era el caudillo cuyo dominio se veía así legitimado; por eso tras la independencia quedaba listo un escenario de guerras entre jefes rivales.
Páez era un hombre del pueblo, de origen humilde y canario pero sobre todo llanero; criado como uno hasta volverse un excelente lancero, cabrestero, baquiano y líder, se hizo una imagen en el llano hasta volverse caporal.
Al contrario de Boves, Páez no levantó a los llaneros basándose en su odio, sino con base en sus necesidades, primero liberándolos del dominio español y después de la futura oligarquía bogotana.
Ningún otro lugar, a su entender, parecía más apropiado que Panamá para reunir ese congreso.
Sus reflexiones le llevaron a la conclusión de que para alcanzar la independencia definitiva se debía derrotar totalmente a los españoles para impedir que realizaran acciones de reconquista.
[4] En cambio, las regiones andinas o de la costa noroeste apenas participaron en la guerra.
[3] Por ejemplo, en 1814 ambos bandos habían agotado los recursos de las zonas andinas y costeras donde dominaban, solo los llaneros permitirán a los monárquicos continuar la guerra y vencer tras perder al ejército coriano en Carabobo.
[2] Su economía se centraba en la captura del ganado cimarrón y su cría en hatos.
En palabras de Francisco Tomás Morales, personaje que partió a la Nueva Granada con el ejército expedicionario de Pablo Morillo justo cuando los republicanos empezaban a establecer sus guerrillas en los Llanos, Boves tenía características personales que le permitieron unificar a las partidas de llaneros que ni los independentistas pudieron: Pablo Morillo, deseando disminuir la intensidad del conflicto social y reconciliarse con los mantuanos y revolucionarios, tiene que limitar el poder adquirido por las masas populares y sus caudillos.
Además, promoviendo la guerra justa Morillo prohibió los saqueos, disminuyendo el botín del pillaje.
[15] Previendo la reacción negativa, un numeroso contingente de tres mil llaneros fue enviado a Nueva Granada.
[17] En la práctica el ejército de Morillo solo sirvió para radicalizar a los opositores al monarca y hacerlos ver su lucha como una resistencia hasta la muerte, su dura política de represión contra los insurrectos o sospechosos, en especial criollos, solo contribuyó a la pérdida de apoyos a la monarquía.
[20] Armados con más lanzas que rifles pudieron cortar las comunicaciones, emboscar patrullas, bloquear los abastecimientos y dejar inmovilizadas a las guarniciones realistas en las grandes ciudades.
[n 3] Hábilmente Bolívar consiguió el apoyo de estos personajes, clave en su victoria final.
Hábilmente el apureño supo tomar para sí el discurso y símbolos de Boves, atrayendo para la causa independentista a numerosos llaneros.