Pasado el meridiano es una película colombiana de 1965 escrita y dirigida por José María Arzuaga.
Una mujer, Nuri Vásquez se une al grupo en compañía de su anciano tío.
Cuando finalmente llega Buitrago, el cliente, Augusto sigue rondando por allí sin atreverse a hacer la petición del permiso.
El jefe presenta a Buitrago dos de las modelos que trabajan en la agencia.
Una fuerte ventisca hace caer los letreros publicitarios y las muestras del producto, por lo que el evento es cancelado.
La escena es interrumpida por el teléfono del ascensor que solicita la presencia de Augusto en otro lugar.
Augusto aprovecha para pedir nuevamente a Helda el permiso y un dinero para poder viajar al entierro.
Augusto, aún uniformado, toma el tren rumbo al entierro de su madre.
Augusto intenta cortejar a esta mujer, mientras un hombre desconocido los observa de lejos.
El silbato del tren saca a Augusto de su recuerdo.
De nuevo, en el tren, Augusto rompe ese retraso que llevaba consigo.
Las personas que bailaban se suben al auto y cuando este enciende, el conductor acelera dejando atrás a Augusto.