Alentado por sus maestros entró en el noviciado con trece años, profesando a los dieciséis.
Colaboró en diversos periódicos y revistas valencianas como El Castellano, El Cid, El Mole, El Sueco, El Tabalet, El Edetano, Las Bellas Artes, El Miguelete, El Museo Literario y El Museo Universal de Madrid.
Escribió autos sacramentales en valenciano como: El diable pres (1855), La loca de Morella (1863) y La venta improvisada (1867), que se representaron públicamente.
Así en 1849 estuvo valorando la conveniencia de trabajar con el calotipo, ya que permitía la realización de copias múltiples y en 1851 publica el Álbum del Cabañal que estaba ilustrado con calotipos, por lo que fue uno de los primeros fotógrafos españoles en comercializarlo.
[4] Además una fotografía suya fue la primera en aparecer en la prensa escrita española, se trataba de un daguerrotipo publicado en 1852 en El Diario mercantil de Valencia.