Esta facultad le otorgaba un gran poder y era una considerable fuente de ingresos a la institución.
Temido, influyente y dueño de una creciente fortuna personal, Pastor Coronel también incursionó en la política interna del Partido Colorado.
Los casos políticos eran centralizados en el Departamento de Investigaciones, cuyo jefe,[2] Pastor Coronel, coordinaba, ordenaba y supervisaba personalmente muchos de los maltratos ejercidos sobre los presos.
Esos documentos fueron la base jurídica que permitió enjuiciar y posteriormente condenar a largos años de cárcel a varios de los torturadores policiales.
Entre ellos, el mismo Pastor Milciades Coronel, convertido en millonario y hombre fuerte del poder, pero a la vez en la imagen más odiada del viejo régimen.