Patrick Dupond

Trabajó con bailarines eminentes como Rudolf Nureyev, Maurice Béjart y Alvin Ailey, y en 1990 se convirtió en director artístico del Ballet de la Ópera de París, sucediendo a Nureyev.

Dejó este cargo en 1995, luego la Ópera de París en 1997, destituido, en sus palabras, por «su insubordinación e indisciplina».

Sus habilidades se notaron rápidamente y su profesor de baile le aconsejó que tomara clases a un nivel superior.

Luego bailó para coreógrafos como Rudolf Nureyev, Alvin Ailey y Maurice Béjart.

Entre sus compañeros de ballet estaban Noëlla Pontois, Françoise Legrée, Monique Loudières, Sylvie Guillem, Isabelle Guérin y Marie-Claude Pietragalla.

Coreógrafos como John Neumeier, Roland Petit, Yury Grigorovich, Alwin Nikolais y Twyla Tharp le dieron papeles protagónicos.

Regresó a los escenarios en un teatro musical en 2000: L'air de Paris en el Espace Pierre Cardin, con Manon Landowski como socio.

Ofreciendo dos cursos de tres años para jóvenes de 10 a 20 años, la escuela tendrá como objetivo preparar a jóvenes bailarines para «cerrar la brecha entre el conservatorio y la ópera, con compañías locales, nacionales e internacionales».

[6]​ Desde 2004, Dupond compartía su vida con Leïla Da Rocha, una exjugadora de baloncesto profesional convertida a la danza oriental sagrada.