La pareja decidió volver a Argentina, abordando por equivocación un vapor que finalmente los dejó en Nueva York.
Sería en Lima donde el negocio prosperaría, haciéndose conocido por su peculiar forma de vender helados.
Con un negocio establecido, don Pedro decidió dejar la dirección a su hijo mayor, Antonio, quien estudiaba en Italia.
Serían sus hijos quienes desarrollarían enormemente el negocio convirtiéndolo en una importante empresa, P. & A.
Decidió regresar a Italia y tras 14 años volvió al Perú, donde murió en 1937.