Pelequén (del mapudungun: pele ken ‘lugar donde se forman barriales’)[1][2] es un pueblo chileno perteneciente a la comuna de Malloa, Región del Libertador General Bernardo O'Higgins.
El poblado de Pelequén se encuentra inserto en una depresión sobre la cual se asienta parte importante la comuna de Malloa, la que se caracteriza por la presencia de sedimentación fluvial y meteorización in situ, proceso que finalmente se traduce en una geomorfología con amplios sectores de relleno, perteneciente a la Depresión Intermedia.
El pueblo nació en primera instancia como un poblado minero, ya que se extraía la piedra rosada de Rigolemu para la construcción de palacios, piletas y otras estructuras.
Los lugareños la recogieron y comenzaron a pedirle favores, que con el tiempo acrecentaron su devoción en ella.
[4] La segunda historia, y más aceptada, cuenta que después de la Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y el Ejército Restaurador Chile-Perú (1837-1839) un oficial chileno trajo para el servicio doméstico a un "cholito" del Perú.
En tal situación los auxilió doña María Terán, natural del pueblo, en cuya vivienda quedó albergado el "cholito", pues sufría de fiebre tifoidea y no estaba en condiciones de seguir el viaje.
Ante la imagen sagrada, ambos pidieron por la salud del enfermo, el cual al día siguiente amaneció totalmente recuperado.
Las autoridades eclesiásticas establecieron como lugar de veneración a Santa Rosa en Pelequén.
En Pelequén existen dos oficios artesanales que se destacan a nivel nacional, el tallado de piedra y la mueblería.
El arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso Zañartu, ante el destino no siempre piadoso que se daba a las limosnas que se dejaban a Santa Rosa, ordenó trasladar la imagen a la parroquia de Malloa, ya que en Pelequén aún no había templo, y el poblado formaba parte del Curato Malloíno.
La ceremonia contó con la presencia del presidente de la República Sebastián Piñera, la primera dama, el ministro de Cultura y autoridades locales y regionales.
Esta es una gran hacienda de construcción colonial, que data del siglo XVII.
Estos sacerdotes contribuyeron significativamente el desarrollo de la zona, en especial en la agricultura.
Cuenta con piscina natural, sectores para pícnic y posibilidades de pesca a orillas del estero.
[9] Así mismo, la celebración da paso a una verdadera fiesta costumbrista.