Era un castigo exclusivamente reservado para los esclavos, no pudiendo, por lo mismo, ser infligido a los hombres libres.
Las varas, solas o aisladas, figuraban en los haces, cuando los magistrados no podían pronunciar sin apelación tales condenas.
El suplicio de las varas se infligía también en Roma a los soldados en circunstancia excepcionales; así, cuando Apio Claudio Craso se dejó vencer voluntariamente por los volscos, el cónsul, ante la cólera del ejército, juntó los restos de sus legiones e hizo apalear con varas a todos los soldados que habían soltado cobrademente las armas.
Este castigo, sin embargo, parece que fue abolido en virtud de la lex Porcia, según se dijo anteriormente.
El suplicio de las varas estuvo también en vigor entre los francos y aun sobrevivió a la Edad Media.