En la mitología griega, Peneo (en griego, Πηνειός) era un dios fluvial y uno de los tres mil ríos, por lo tanto hijo de Océano y Tetis.
[1]Sus corrientes discurren por Tesalia y se le considera el ancestro de los lapitas.
[6] Los poetas latinos fueron más proclives para describir los amoríos de las ninfas.
Ovidio nos cuenta que Eros, el dios del amor, arrojó una flecha a Apolo para que se enamorase de la hija de Peneo, Dafne.
Consecuentemente Dafne imploró ayuda a Peneo, dios del río, quien la transformó en laurel, árbol que desde aquel momento sería sagrado para Apolo.