Dedicó su vida a transmitir a través de sus canciones "los valores más apreciados del ser andaluz": la solidaridad, la paz, la dignidad de los jornaleros, el apoyo al emigrante, la amistad, la lucha contra el racismo, entre otros.
A ello suma la originalidad de su flauta flamenca que interpretaba y su conocimiento del ritmo.
Su flauta tiene algo que conecta a este noble instrumento con el flamenco, en su vertiente más auténtica y popular.
Se le solicitaba especialmente en actos del movimiento pacifista y jornalero y solía poner su arte al servicio de colectivos como los enfermos de cáncer o los ancianos.
Pepe es un ejemplo de buen carácter, tolerancia, tranquilidad y humanidad.