[1] Era el hijo del también llamado Pere Joan Porcar, notario, y comenzó la carrera eclesiástica en 1595.
Aunque el beneficiario de San Martín introduce en él unas pocas noticias de carácter personal, como las referentes a un ahijado o a alguna agresión que él mismo padeció, el autor se muestra en la mayoría de las entradas como un observador externo que presta especial atención a las noticias de la calle: disputas, procesiones, actos religiosos, ceremonias, etc. Joan Fuster en su estudio ya clásico Poetes, moriscos i capellans acusa a Porcar de una «obsesión excesiva por las cosas macabras».
La visión de Porcar suele ser aséptica y poco participativa.
Aunque, en algunas ocasiones vemos su valoración, especialmente cuando se trata de asuntos políticos y religiosos.
Porcar amplifica en su dietario las protestas populares contra la casa reinante de los Austrias y contra las elites locales: pasquines, protestas, altercados en las procesiones... Con cierta frecuencia introduce comentarios explícitos, con críticas al estamento nobiliario, las castas reinantes, los jurados de la ciudad de Valencia o los contrafueros que según su óptica afrentan y ofenden al Reino de Valencia.