Un perro trufero es aquel que ha sido entrenado para encontrar, sirviéndose de su olfato, trufas enterradas en el suelo.
El adiestrador enseña al can, primero, a encontrar objetos enterrados recompensándolo regularmente, después a reconocer el olor del hongo y, por último, a no comérselo él mismo.
Las razas usadas para esta actividad difieren según los países.
Por ejemplo, en Italia utilizan con frecuencia el lagunero de Romagna.
Sin embargo, en Francia y en España, donde el sector está más profesionalizado, son frecuentes otras razas más resistentes; normalmente, se trata perros de caza o de ganado, tanto de raza pura como cruzados: bracos, bretones, podencos, perdigueros, sabuesos, etc., y adaptados a las condiciones climáticas duras y a terrenos pedregosos.