En ocasiones excepcionales ha cruzado el Atlántico, siendo avistado en Gran Bretaña, Irlanda y las Azores.
Los cormoranes orejudos suelen nadar en la superficie del agua, dejando solo visibles su cabeza y cuello, pero bucean para alimentarse.
Utilizan sus pies palmeados para propulsarse y son capaces de llegar hasta lo 7,5 m durante 30-70 segundos.
Para secarse a menudo pasan mucho tiempo con las alas extendidas, ya que no son por completo impermeables.
Construyen nidos en árboles, acantilados o incluso en el suelo en lugares aislados y apropiados.
Son pájaros gregarios y suelen formar colonias de cría, a menudo junto a otros pájaros acuáticos y para llamarse utilizando un profundo graznido gutural.
En 1894 Thomas McIlwraith escribió en su libro Aves de Ontario sobre el cormorán orejudo: "Cuando los jóvenes han crecido lo suficiente se reúnen en inmensas bandadas en parajes aislados, donde permanecen hasta que el agua se congela y entonces comienzan la migración y no regresan hasta la primavera."