El racimo aparece del tallo que surge entre las hojas y florece en todo su esplendor durante varias semanas.
Por dentro está la auténtica raíz, que contiene clorofila y presenta color verde.
Normalmente al final del invierno o en la primavera, después de la floración.
Es conveniente, no sólo en Phalaenopsis sino en orquídeas en general, desinfectar el medio de cultivo previo a su utilización.
El proceso consiste en colocar en una asadera la mezcla preparada bien humedecida y llevarla a horno convencional durante 20 minutos a temperatura de 180 °C cuidando de que no se seque en exceso para evitar que se queme.
Una vez frío volver a humedecer (al plantar el sustrato siempre debe estar mojado).
Venden abonos especiales para ellas, pero basta con usar un abono para plantas de interior reduciendo su dosis a la cuarta parte, que aplicaremos cada 10-15 días en la floración y el resto del tiempo esporádicamente.
Producen innumerables semillas, pero difíciles de germinar como no estén en simbiosis con un hongo.
Por lo cual, el método más fácil es mediante Keikis (hijuelo que la planta madre emite en la vara floral, tras la floración).
Una vez el keikis ha emitido unas raíces pequeñas se puede separar de la planta madre.
Fue llevada a Europa desde Manila, Filipinas por el cónsul de Hamburgo Schiller, que obtuvo la planta en 1858 de Mr Marius Porte quien había recolectado las plantas para Linden.
Phalaenopsis schilleriana fue descrita por Heinrich Gustav Reichenbach y publicado en Hamburger Garten- und Blumenzeitung 16: 115.
[1] Phalaenopsis: nombre genérico que procede del griego phalaina = “mariposa” y opsis = “parecido”, debido a las inflorescencias de algunas especies, que recuerdan a mariposas en vuelo.