Esta escultura forma parte del patrimonio disperso de la cartuja.
[3] El tema de la Piedad tanto en pintura como en escultura se empezó a difundir en el siglo XIV inspirándose en una devoción que existía desde el siglo XIII; surgió en la Europa central y se difundió ampliamente a través del Camino de Santiago desde los últimos años del siglo XIV.
[6] Tiene los cabellos dorados, cubiertos por un manto ribeteado, característico del lugar de procedencia.
La cara tiene una expresión triste y pensativa como si el escultor se hubiese inspirado en el texto del escritor bizantino del siglo X, Simeón Metafraste que compuso una lamentación:[3] «Hete aquí, Hijo mío, entre estos brazos que te han sostenido en otra ocasión con tanta alegría.
Fue en la época un modelo casi único influido por las revelaciones que tuvo y escribió santa Brígida a mediados del siglo XIV.