Rápidamente fue juzgado por el crimen y lo sentenciaron a cumplir trece años.
Pero la opinión pública quería un culpable en la cárcel, y él era la opción más viable.
Más tarde fue absuelto de todos los cargos por falta de pruebas, y el Tribunal Supremo italiano declaró que un nuevo juicio debería haberse fijado para aclarar su supuesta participación.
Determinaron que los crímenes habían contado con la estrecha colaboración de Pietro Pacciani, Mario Vanni, Giancarlo Lotti y Giovanni Faggi.
La opinión inicial de la policía es que había muerto de un aislado paro cardíaco, pero tras los exámenes post mortem, se determinó que se había suicidado ingiriendo una gran cantidad de medicamentos, aunque desde el primer momento la misma policía sospechó que lo habían asesinado lentamente, suministrándole medicamentos erróneos para su diabetes y sus problemas cardiacos.