El barrio de Pigalle alberga todavía varios teatros y cabarets, entre ellos, Le Divan du Monde,[3] el Élysée-Montmartre, La Cigale, Les Trois Baudets o, quizá el más icónico, el Moulin Rouge.
Salvador Dalí, Pablo Picasso, Vincent van Gogh y Maurice Neumont también vivieron aquí, al igual que André Breton, y en 1928 Joséphine Baker abrió su primer club nocturno al lado del apartamento de Breton.
Bruant se haría cargo del cabaret, trasladándolo a la calle Victor Massé y rebautizándolo Le Mirliton.
Los proxenetas buscan chicas para convertirlas en prostitutas que serán enviadas a burdeles tan lejanos como Argentina y Estados Unidos.
Hay mesas de juego por todas partes y los jugadores profesionales utilizan cartas marcadas.
[11] La Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana no trajeron muchos cambios en los asuntos de los matones del Distrito.
[10] Círculos privados, garitos clandestinos, cabarets, salones de baile y burdeles siguen recibiendo clientes.
Tras la Liberación de París, la nueva ley Marthe Richard prohibió los burdeles en Francia, pero esta decisión no hizo desaparecer la prostitución.
[10] En los años 1960, muchos burdeles fueron procesados por proxenetismo y sus propietarios se vieron obligados progresivamente a cerrarlos.