Piroforicidad

Algunos ejemplos son el sulfuro de hierro y muchos metales reactivos como el uranio,[1]​ cuando se encuentran en polvo o en láminas finas.

Los materiales pirofóricos son a menudo reactivos frente al agua y por ello, se inflamarán cuando entren en contacto con agua o aire húmedo.

Pequeñas cantidades de materiales pirofóricos y los recipientes ya vacíos deben eliminarse con cuidado, inertizando el residuo.

Las sustancias menos reactivas pueden ser eliminadas mediante una fuerte dilución en un disolvente no reactivo como hexano, colocando el recipiente en un baño de enfriamiento, y añadiendo agua gota a gota.

Las sustancias más reactivas puede ser apagadas añadiendo lentamente una disolución diluida de hielo seco, agregando a continuación una sustancia ligeramente reactiva que no se congele en hielo seco para que se mezcle con ella (se usan a menudo éter dietílico húmedo, acetona, alcohol isopropílico y metanol).

La piroforicidad del plutonio puede causar que se vea como una brasa ardiente bajo ciertas condiciones.