Aunque probablemente, basándose en consideraciones estilísticas, el artista no comenzó a trabajar en el encargo hasta alrededor de 1500.
La obra de la Madre Dolorosa llegó al museo del convento Benediktbeuren en Múnich a principios del siglo XIX faltándole 18cm en su parte superior .
Fue cuidadosamente restaurada en los años 30 del siglo XX y entonces se vio claro el motivo de la tabla.
Pero una vez limpiado y eliminado un escrito apócrifo, se descubrió una hornacina con forma de concha (un motivo frecuente del arte italiano), la aureola y la espada que despunta a la derecha, simbología característica de la Madre Dolorosa.
Fueron restauradas a mitad del siglo XX, mejorando su condición general, pero sin resolverse las dudas sobre su atribución.