Tras el referéndum de abril de 1993, Eritrea se proclamó como estado independiente.
Establecido un gobierno de transición, se formaron los órganos de gobierno y administración que fueron posteriormente modificados según la siguiente estructura: La vida política del país está dominada por el Frente Popular por la Democracia y la Justicia, heredero del Frente Popular para la Liberación de Eritrea, aunque ha abandonado la inicial ideología marxista.
La Constitución de 1997 prevé comicios libres para elegir al Presidente y a los miembros de la Asamblea Nacional, pero aún no se han hecho efectivos.
De hecho, a pesar de la presencia formal de esa Asamblea, todos los poderes, incluido el judicial, están concentrados en manos del Presidente.