Era una mujer hermosa y encantadora pero tal vez no muy inteligente.
En 63 a. C., César fue elegido pontífice máximo (es decir, sumo pontífice de la religión romana), lo que le daba derecho a residir en la domus publica, residencia oficial en la Vía Sacra.
[2] En esta casa, Pompeya acogió las fiestas de la Bona Dea (en español, la Buena Diosa), una antigua diosa romana, en cuya fiesta anual estaba prohibida toda presencia masculina.
Sin embargo un joven patricio, Publio Clodio Pulcro, consiguió introducirse en la casa, disfrazado de mujer, aparentemente con el propósito de seducir a Pompeya.
César no aportó ninguna prueba contra Clodio durante el juicio, y este fue absuelto.