Estos dispositivos se están implementando en países de primer mundo en este ámbito como los son Estados Unidos, España y Brasil.
Los dentistas usan impresoras 3D para crear réplicas de quijadas y dientes, así como otros implantes médicos.
[2] Su aplicación se ha manifestado más por necesidad que por el ego y el reconocimiento.
En países europeos como Francia, se está pensando en utilizar la bioimpresión para hacer tejidos o partes de tejidos celulares (piel, córnea…) para implementarlos en operaciones delicadas o con gran riesgo.
[3] Las prótesis impresas en 3D han aparecido poco a poco metiéndose en el mercado prostético con gran facilidad ya que aportan al paciente una gran movilidad gracias al manejo de materiales, haciéndolas muy resistentes para soportar el peso y hasta golpes sin dejar de lado la facilidad de su manejo ya que son muy ligeras.