Históricamente, Yemen ha sido reconocido por la magnificencia de su antigua ingeniería del agua.
Desde la costa del Mar Rojo a los límites del desierto de Rub al-Jali son numerosas las ruinas de pequeñas y grandes presas hechas con tierra y piedra.
Esto permitió aflorar brillantemente civilizaciones como las del Reino de Saba.
Con los sistemas de irrigación a base de canales y presas que retenían las periódicas lluvias monzónicas que caían en las cercanas montañas, conseguían gran productividad en sus bosques y agricultura.
En la leyenda, la ruptura fue causada por grandes ratas que roían con los dientes y arañaban con sus garras.