Al final de la Segunda Guerra Mundial había entre 560 000 y 760 000 prisioneros de guerra japoneses en la Unión Soviética y Mongolia internados para trabajar en campos de trabajo forzado.
[1] Alrededor del 10 % de ellos (&&&&&&&&&&050000.&&&&&050 000-&&&&&&&&&&060000.&&&&&060 000) falleció, la mayoría durante el invierno de 1945-1946.
[2][3][4][5] La repatriación comenzó en 1946 y terminó en 1956.