El movimiento de protesta, en gran parte pacífico, ha exigido al presidente Mohamed Uld Abdelaziz que instituya reformas políticas, económicas y legales.
Al mes siguiente, los manifestantes en muchas ciudades se encontraron con una represión policial.
La policía respondió con fuerza, disparando gases lacrimógenos y chocando frecuentemente con grupos de estudiantes.
Los asistentes a las manifestaciones pacíficas sostenían carteles caseros y corearon consignas pidiendo reformas.
Se estima que solo el 2% de los hogares mauritanos tienen conexiones confiables a Internet.
Los organizadores dijeron que se oponían a las políticas antidemocráticas del gobierno.