Protoconversación

En situaciones normales, esa protoconversación debe evolucionar hacia la habilidad verbal plena.

Hasta los 6 o 7 meses el niño se encuentra como vigilante y pendiente del adulto.

Pero, el mismo niño que inició el contacto con el adulto mediante señales de llamada (gestos), cambia notablemente a partir de los 7 u 8 meses, debido al desarrollo de sus habilidades motoras y posturales; "abandonando" un poco al adulto, inicia su autoafirmación basado en los logros que obtiene con su nueva capacidad exploratoria, tanto en su propio cuerpo como en los elementos próximos a su entorno.

En estos meses, según Bateson (1975), los intercambios vocales que se dan entre la madre y el niño tienen un carácter de "protoconversación".

Progresivamente, según van avanzando las habilidades del niño, estas interacciones se van haciendo más complejas.