Declarada capital de la Lusitania, se le sometieron como sufragáneas las sedes de Beja, Lisboa, Ossobona (Faro), Idaña (Guarda), Coimbra, Viseu, Lamego, Ciudad Rodrigo, Salamanca, Ávila, Évora y Coria.
[1] Esto motivaría una larga contienda, por parte de algunos obispos portugueses del sur del Duero, entre las archidiócesis de Braga y la de Compostela; poniéndole fin el papa Inocencio III en el año 1199, al atribuir a Braga las diócesis de Coimbra y Viseu.
En el año 1393, el papa Bonifacio IX mediante la bula «In eminentissimae dignitatis» eleva la diócesis de Lisboa a metrópoli eclesiástica, pasando a ser sufragáneas de ésta las diócesis de Évora, Guarda, Lamego y Silves (Faro).
Segregando así por completo las diócesis portuguesas de Santiago.
[2][3] Dos años más tarde (1395) durante el Cisma de Occidente las iglesias de Portugal prestaron obediencia a Roma.