Hay pues vínculos muy sagrados entre estas dos porciones del imperio español, que el gobierno de la metrópoli debe procurar estrechar por todos los medios imaginables».
[3] Se trataba de formar cuatro estados, vinculados a la Monarquía, pero independientes:
Según Abalos la independencia era inevitable, y tan solo proponía que se realizara pacíficamente, dentro del sistema.
El supremo ministro Manuel Godoy en 1804 lo refiere en sus memorias:[8] Nuevamente en 1806 el Rey se reúne con su consejo para examinar otro nuevo proyecto escogiendo entre la familia real más próxima haciendo «virreyes perpetuos y hereditaria en su línea directa, en caso de faltar ésta, reversiva a la corona».
En su estrategia de Bloqueo Continental contra Inglaterra, Napoleón, con el fin de alcanzar sus objetivos, se comprometió a preservar la integridad del Imperio español tras decapitar la monarquía española y obtener la corona para si.
El poder ejecutivo residiría en una delegación encabezada por una persona designada por el rey, inclusive los miembros de la familia real.
Sin embargo, frente a hechos consumados, el gobierno español solo ofreció acuerdos comerciales, sin presentar ninguna propuesta política viable de gran calado.
El principal obstáculo al reconocimiento fue la tenaz oposición del propio rey Fernando VII a todas las propuestas de pacificación presentadas por los ministros españoles.