Históricamente, grandes grupos de gente han dado lugar a unos cambios sociales dramáticos y repentinos en una forma que elude el debido proceso establecido, y que también han provocado una gran controversia.
Otros grandes pensadores de la psicología multitudinaria incluyen a Gustave Le Bon, Wilfred Trotter, Gabriel Tarde, Sigmund Freud y Elias Canetti.
Sin embargo, se debe notar que si Le Bon a veces se refirió al cliché de la muchedumbre irracional, que fue un concepto actual en el siglo XIX y antes (en particular en los campos de la criminología, que tuvo una gran tendencia a describir las muchedumbres como grupos irracionales y criminales), se consideró a sí mismo como el fundador de la psicología multitudinaria.
Le Bon fue un pionero en la propaganda, que consideró una técnica racional y apta para manejar a los grupos, usando por ejemplo el refuerzo comunal de creencias, etc.
Wilfred Bion y Ernest Jones, quienes también trabajaron para Trotter, se hicieron figuras influyentes en el movimiento psicoanalítico británico, y Bion, quien escribió una colección de trabajos sobre Experiencias en grupos, dijo que Trotter le influenció mucho.
Sigmund Freud criticaría el concepto de Le Bon de un alma colectiva, comparándolo al inconsciente colectivo, afirmando que las muchedumbres no tienen sus propias almas, al igual que las etnias específicas no tienen un Volkgeist.
Bernays fue uno de los primeros en intentar manipular a la opinión pública al usar la psicología del subconsciente.
Las normas quizás son vagas y cambiantes, como cuando, por ejemplo, una persona en un concierto de rock levanta un encendedor encendido para hacer un elogio a los intérpretes, es seguida por otros.
El comportamiento multitudinario refleja los deseos de los participantes, pero también es guiado por normas que surgen, según como se desarrolla la situación.