Esto puede afectar negativamente su seguridad, salud y bienestar, convirtiéndose en factores de riesgo que requieren ser gestionados.
Esto refleja una falta de concienciación en torno a estos riesgos entre los principales actores implicados en la prevención, como empresarios, trabajadores y técnicos.
[3] Asimismo, los cambios en la organización y gestión del trabajo, como el teletrabajo o la flexibilidad, han propiciado la aparición de riesgos psicosociales emergentes, tales como la adicción al trabajo y el presentismo.
Un estudio prospectivo de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (2018) predice que para 2025 los factores psicosociales se volverán aún más relevantes, debido al impacto de la digitalización, la robótica y la inteligencia artificial en la organización del trabajo.
Aspectos como la cultura organizacional y el liderazgo pueden dar lugar a condiciones laborales que mejoren o deterioren el bienestar de los trabajadores.
Los riesgos psicosociales tienen algunas características distintivas, como afectar los derechos fundamentales del trabajador, influir en la salud mental y estar moderados por otros factores.
[1] Así pues, estos riesgos pueden ser de naturaleza emocional, social u organizacional y pueden incluir factores como: La gestión de los riesgos laborales está íntimamente ligada al comportamiento humano.
Una gestión eficiente de la prevención no solo reduce accidentes y enfermedades profesionales, sino que también disminuye los costes asociados a estos problemas.
Este tipo de estrés puede generar un bajo rendimiento, influir negativamente en las relaciones interpersonales o incluso, en casos más graves, generas problemas de salud físicos o mentales peores.
[5] El trabajo por turnos conlleva cambios en la vida personal y social, generando riesgos psicosociales debido a la adaptación.