[3][4][5] Hablan una forma arcaica de sudanés conocida como banui, sunda o sondanés.
Existe un sistema nativo de escritura cuyo uso está reservado a los sacerdotes con fines ceremoniales.
En ellos rigen una serie de tabúes o prohibiciones para sus habitantes como cultivar productos con fines comerciales, comer animales cuadrúpedos, domesticar cualquier animal salvo gallinas, utilizar fertilizantes o usar medicinas industriales , aunque sí las naturales de uso tradicional.
[11] Los restantes 32 poblados (badui luar) rodean a los tres mencionados (badui dalam) y en ellos también rigen prohibiciones relativas al uso de determinados alimentos, colores, etc.[11] La conquista de un territorio ajeno no está permitida.
[9] La vida familiar también se rige por los tabúes religiosos que ordena entre otros aspectos, las relaciones sexuales.
[9] A finales del siglo XX la familia badui media contaba de 1,5 hijos promedio.
No utilizan utensilios modernos, equipos mecanizados ni materiales manufacturados como vidrio o plástico.
[10] Si bien los niveles de aislamiento han bajado en los últimos años, las autoridades y los habitantes dicen que gracias al distanciamiento y las estrictas normas sanitarias se evitó un brote entre las 11.600 personas que viven en el área.
Lo visitan una vez al año en el mes de Kalima según el calendario badio.
[10][9][2] En el espacio sagrado se encuentran huecos en las rocas que almacenan agua de lluvia.
Si las rocas están secas o contienen agua fangosa, esto es una señal de que la cosecha será mala.
[10] Así lo hicieron saber en 2020 los tres jaros en una carta enviada al presidente de Indonesia.
En ella señalaban algunos problemas como la basura - especialmente plástico - que dejan los turistas.