Su ensamblado no requiere de herramientas especiales o de equipo pesado, dura apenas unas horas y puede realizarse incluso bajo fuego enemigo.
Este puente fue diseñado como una solución al mayor peso de los nuevos Carro de combate que se estaban desarrollando en las primeras fases de la guerra.
El puente Bailey fue presentado a sus superiores por Donald Bailey, quien trabajaba en la Oficina de Guerra del Ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial.
Sus características permitieron que fuera usado en todos los teatros de operaciones, aunque destaca su empleo en la invasión aliada de Italia y para la campaña del noreste europeo que se produjo tras el desembarco de Normandía, gracias principalmente a que Estados Unidos adquirió una licencia para su producción.
Donald Bailey fue nombrado caballero por esta aportación.