Diseñado por Stanisław Kierbedź, un ingeniero polaco que trabaja en Rusia, el arquitecto Aleksandr Briulov participó en su decoración.
Según la leyenda, el Zar ruso, Nicolás I prometió a Kierbedź ascenderle un puesto militar por cada vano completado.
Como estaba cerca de la Plaza Blagoveshchenskaya (Anunciación), se llamó Puente Blagoveschenski.
En 1855 pasó a llamarse Puente Nikolaievski en memoria del zar Nicolás I.
Durante la reconstrucción, todo el tráfico, tanto peatonal como motorizado, se movió a través del puente provisional.