En 1879, ya existía una estructura que conectaba las dos orillas del río en esa zona, aunque era muy débil.
En 1891, se pidió a los miembros del Ayuntamiento que, sin mucha dilación, empezaran estas obras pues el tráfico generado por la estación crecía bastante.
Los corporativos mostraron la disposición municipal de correr a cargo con los gastos que estas modificaciones ocasionaran.
Este replanteamiento hizo que la construcción se detuviera nada más iniciarse con el fin de poder diseñar una nueva obra conforme a las aspiraciones municipales y que el Ingeniero Jefe de Burgos pudiera valorar los trabajos realizados por Zabaleta.
Pocas fueron las actuaciones que se desarrollaron desde su finalización y algunas de las propuestas no llegaron a ejecutarse.