[1][2] Conocido antiguamente como «puente segoviana», las primeras referencias de esta construcción datan del siglo XIV, cuando el rey Alfonso XI de Castilla autorizó su edificación mediante dos cartas escritas en 1345 y en 1346.
En los primeros dibujos y pinturas de la ciudad, fechados en el siglo XVI, el puente aparecía bien con nueve arcos, bien con trece.
En 1648, fue colocada en su frente una puerta ornamental, obra de Teodoro Ardemans, para dar mayor monumentalidad al puente.
Tras la contienda, el nuevo Gobierno lo reconstruyó introduciendo algunas variaciones con respecto al diseño original.
El puente está coronado por un sencillo antepecho, que recorre la línea de imposta.