El plan general urbanístico de la ciudad perfiló la ampliación del Camino de las Torres como vía circulatoria para vertebrar los nuevos barrios en torno a los cuales crecía la ciudad.
El cambio en el transporte que supuso se vio reforzado por el ensanche del Camino de las Torres en la zona previa al puente y la urbanización de nuevas zonas en San Miguel, Las Fuentes, Arrabal y Vadorrey.
Su tablero fue el primero en la ciudad de Zaragoza que no se apoyó en el cauce del río.
El sistema constructivo utilizado fue el de avance en voladizo con dovelas hormigonadas "in situ".
La longitud total del puente se distribuye en tres vanos de luces 93,0+145,0+93,0 metros, construidos mediante avance por voladizos sucesivos, excepto los 19,30 m de tablero adyacentes a los estribos, que se ejecutaron sobre cimbra convencional apoyada en el terreno.