Aunque está en un estado ruinoso y afectado por la maleza, muchas estructuras son todavía notorias.
Sin embargo, no realizó sondeos, revisión exhaustiva de documentación ni excavaciones arqueológicas.
En el suelo se observan fragmentos alfareros de distintos grupos, como cerámica omaguaca, inca y chicha.
La fortificación dominaba visualmente el tránsito a través del valle de Cianzo y la quebrada de Zenta, las cuales eran rutas hacia las selvas pedemontanas y, subsecuentemente, el Chaco, territorios poblados por etnias potencialmente hostiles a los incas (como los mataguayos).
En base a los estudios realizados por Waldemar Espinoza, es muy probable que la guarnición estuviera compuesta por soldados chichas, traídos como colonos desde las comarcas altiplánicas.