En la versión inglesa de la obra, James Strachey traduce «Trieb» por «instinct», en la versión castellana se prefirió emplear pulsión para evitar confusiones que se darían al dar uso a una doble terminología.
[1] En la primera versión en castellano, traducida por Luis López-Ballesteros la obra se titula como Los instintos y sus vicisitudes.
Freud define la pulsión como un concepto que se sitúa entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del cuerpo hacia el alma.
En sus primeros escritos, no se utilizaba el término "pulsión", pero conceptos similares como las "excitaciones" o las "necesidades pulsionales" estaban presentes.
Aunque existen perspectivas aparentemente diferentes sobre la naturaleza de las pulsiones, Freud sugiere que la ambigüedad del concepto mismo, como un concepto fronterizo entre lo físico y lo anímico, puede ser la clave para comprender su complejidad.