Se halla en franco retroceso frente al castellano.
Posee una fonología muy conservadora.
Emplea el caso locativo con el sufijo -ćhaw del Quechua I y los pluralizadores verbales del quechua huanca.
También efectúa sus oraciones subordinadas mediante el sufijo -r. El caso ablativo empleado es -manta y marca el objeto verbal de primera persona con -wa-, ambos morfemas son propios del Quechua II.
Es la única variedad de quechua que marca el genitivo con el sufijo -pi.