Los compositores mismos no tomaron parte en la polémica, pero cuando Piccinni se puso a trabajar en el libreto de Quinault Roland (anteriormente utilizado por Lully) al que Gluck estaba también poniendo música, éste destruyó enteramente lo que había ya escrito.
Gluck retomó entonces el libreto de Armide, igualmente de Quinault, sobre el que compuso una soberbia partitura que, pese a algunas dudas iniciales del público, le supuso finalmente un gran triunfo (1777).
Finalmente, ambos compositores se enfrentaron en el mismo terreno: componer cada uno una partitura sobre el tema de Ifigenia en Táuride (pero con libretos diferentes).
La querella, que pareció siempre haber tenido ventaja para Gluck, se extinguió finalmente sin un verdadero vencedor.
Aunque la lucha había sido encarnizada entre los defensores de cada parte, los dos compositores, puestos en rivalidad por sus partidarios, se admiraban profundamente.