Río Buenaventura

Los españoles habían encontrado ya en 1531, con Hernán Cortés, una comunicación entre Veracruz, en el golfo de México, pasando por la ciudad de México en Zacatula y Acapulco, hasta el Pacífico y habían justificado con ello su hegemonía en dicho océano.

La situación del desierto hacía improbable encontrar un río que fluyera desde las Montañas Rocosas hacia el oeste.

En 1843/44 estableció mediciones en el río Columbia así como en Sierra Nevada y en distintas partes de California.

Cuando estuvo claro que no había ningún camino fluvial, Frémont y su suegro y patrocinador político, el senador Thomas Hart Benton, dirigieron su interés hacia el transporte ferroviario intercontinental, desde el este a la costa Oeste, que fue una realidad, finalmente, en 1869.

Solamente Frémont reconoció que las precipitaciones de las Montañas Rocosas fluían en su mayoría hacia el este, alcanzando finalmente el río Misuri y el río Misisipi, mientras que en el oeste se encontraba el desierto, vacío de aguas fluviales.

Mapa de Albert Finley, 1826, con el río Buenaventura desde el centro hacia el suroeste, y luego al oeste, hasta el Lago Salado
Mapa del noroeste de Nuevo México, Bernardo.