Su actividad zootécnica la corona estructurando el departamento que más tarde sería el Instituto de Zootecnia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fuente de investigadores e investigaciones del más alto nivel.
[9] En 1954, cuando el exiliado Antonio Jaén Morente fue autorizado a viajar a Córdoba, pidió entrevistarse con su antiguo amigo Rafael Castejón sirviendo éste como guía por la ya cambiada Córdoba que don Antonio había dejado en 1936.
Destacó también por su labor en la investigación arqueológica, histórica y artística.
Arabista y filósofo del evolucionismo, publicó libros como Biología de la Humanidad o Evolución Biológica del Hombre, ingresando en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba en 1917, llegando a ser su director en 1959, dándole un halo de entidad cultural y artística propio.
Córdoba, reconociendo su ingente labor, erigió su busto, aún en vida, en los jardines de su facultad en la inauguración del curso 1985-86, poco antes de su muerte, acaecida en 1986.