[1] En 919, un caudillo vikingo noruego llamado Rögnvaldr que el cronista franco Flodoardo llama Ragenold se adentra en el río Loira y toma el control del estuario y emplaza un asentamiento en Nantes.
[2] El conde Roberto I de Francia decide intervenir en 921 y asedia el emplazamiento vikingo durante cinco meses, recibiendo dos rehenes y la concesión de Nantes y Bretaña que habían sido devastadas con una falsa promesa de conversión al Cristianismo.
[3] El rey Carlos III de Francia depuesto por los nobles en 922 solicita el apoyo de los líderes escandinavos Rollón y Ragenold que devastan Francia más allá del río Oise en 923.
[4] El nuevo rey Raúl I de Francia los detiene en Normandía e inicia las conversaciones, en beneficio de Rollón, que controla Hiémois y Bessin y amplía su influencia en Ruan.
Sin embargo Ragenold que aún no habían «recibido tierras de la Galia» devasta las posesiones entre el Sena y Loira bajo control del duque Hugo el Grande que como Guillermo II de Aquitania debe lidiar con Ragenold que regresó a Inglaterra.