Debido a su situación y tras años de vivir postrado en una cama, Sampedro decidió acabar con su vida.
Para poder suicidarse necesitaba ayuda y asistencia, ya que su condición de tetrapléjico le impedía hacerlo por sí mismo.
Ésta fue detenida días después, pero no fue juzgada por falta de pruebas.
Siete años después, una vez que el delito hubo prescrito, Ramona admitió en televisión[6] haber facilitado a Ramón el acceso al veneno que le causó la muerte y haber grabado el vídeo donde este pronunció sus últimas palabras.
[9] Según el portavoz del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Enrique López, las confesiones de Maneiro pudieron derivar en una investigación, e incluso ser enjuiciada, pero «en ningún caso condenada».