Cuando Francisco I de Médici vio la obra se entusiasmó y ordenó su instalación en la Loggia dei Lanzi, cerca del Palazzo Vecchio.
[1] Jean de Boulogne conocido como Giambologna, nacido en Flandes, se formó en su país con el escultor Jacques du Broeuq, viajó y permaneció en Italia donde realizó la mayor parte de sus esculturas.
Cuando presentó una escultura suya a Miguel Ángel, este se la criticó por intentar acabarla minuciosamente sin antes haber realizado un estudio previo, esta lección no la olvidó Giambologna, que a partir de entonces, ejecutó siempre gran cantidad de bocetos en cera o arcilla antes de realizar sus obras finales y que siempre tuvo cierta inspiración con la obra del gran maestro florentino.
En una carta del año 1579, Giambologna afirmaba que había elegido este tema para poder demostrar sus facultades:« ... fue elegido para dar campo de acción al conocimiento y al estudio del arte.»[4] Para dar al grupo una mejor base, ya que estaba limitado por la necesidad de preservar la solidez total del bloque de mármol, el escultor colocó una tercera figura curvada hacia adentro, en la parte baja del bloque.
Posteriormente esta obra fue reproducida en numerosas ocasiones en pequeño formato, convirtiéndose en piezas buscadas por los coleccionistas.
Según la leyenda la escasez de mujeres en Roma después de la fundación por Rómulo, hizo que las buscasen para formar familias entre el pueblo de los sabinos, los cuales se opusieron y no permitieron a sus mujeres que se casaran con los romanos, por lo que estos planearon su rapto durante un gran festival que Rómulo organizó, asistieron diferentes pueblos de la zona entre ellos los sabinos y durante esta fiesta los romanos raptaron a las sabinas.
Para recuperar a las mujeres, el legendario rey sabino de Cures, Tito Tacio declaró la guerra a Roma, pero las mujeres ya casadas y con hijos, se interpusieron entre los combatientes y los sabinos desistieron de luchar.
El texto en cuestión discurre acerca del interés que le suscitaban a Giambologna el motivo de las tres figuras en torsión y en actitud sumamente dramática.
El artista colocó en una base a tres personas, cuyos cuerpos están dispuestos en una línea serpentinata, e incluye una serie de espirales y remolinos en su composición.
El Rapto de Giambologna, es una composición con movimiento helicoidal que puede ser visto desde cualquier ángulo, es decir obliga al espectador a girar alrededor del grupo escultórico para conseguir una visión total de la obra.