Raquel Forner

Ya en 1932, junto con los pintores Alfredo Guttero, Pedro Domínguez Neira y el escultor Alfredo Bigatti fundó los Cursos Libres de Arte Plástico y en 1934 ganó el segundo premio en el XXIV Salón Nacional de Bellas Artes.

En 1936 contrajo nupcias con el escultor Alfredo Bigatti con quien había fundado los Cursos Libres de Arte Plástico.

Impresionada por la guerra civil española empezó a realizar una serie de obras basadas en ella: La victoria (1939), El drama (1939-1946) y el Éxodo (1940), que en algunos momentos se acercan al surrealismo.

Desde ese tiempo expresó en sus obras los males desencadenados en el mundo, además de dibujar seres mutantes y alienígenas.

Llegó a exponer sus cuadros en importantes galerías y museos, entre ellos galerías y museos de Argentina, Alemania, París, Colombia, México, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Suiza, Portugal, etc.

Ese mismo año se realiza una exposición homenaje en el Museo de Arte Moderno en Buenos Aires.

En 1924 se presentó por primera vez en el Salón Nacional de Bellas Artes, que celebraba su XIV edición.

La prensa de la época como La Atlántida, América, La Prensa, Plus Ultra, Martín Fierro, La Vanguardia, proporcionan críticas que destacan la temprana personalidad y la fuerza expresiva de sus obras, lo que le proporcionan gran difusión a su trabajo como artista.

Al año siguiente, regresó a Europa, donde entró en contacto en París con una serie de artistas argentinos – la mayoría pintores – como Horacio Butler, Héctor Basaldúa, Aquiles Badi, Juan Del Prete, Pedro Domínguez Neira, el escultor Alfredo Bigatti y el escritor Leopoldo Marechal.

Esta conexión entre los diversos artistas dio lugar a la creación del conocido Grupo de París.

[3]​ Continuó los siguientes años proyectando su creación artística en diversas exposiciones como en el 1930 en el “Primer Salón Anual de Pintores Modernos-Primer Grupo”, Asociación Wagneriana ; “Salón de Pintores y Escultores Modernos”, Amigos del Arte, Buenos Aires; “1ère Exposition du groupe latino-américain de Paris”, Gallerie Zak y “VIII Salón des Tuilleries”, Paris.

Se identificó con las luchas que encarnó la internacional antifascista y dio un nuevo rumbo a su carrera construyendo una iconografía poderosamente expresiva centrada en la imagen de la mujer como protagonista.

En 1947 obtuvo el Premio Palanza que le otorgó la Academia Nacional de Bellas Artes.

Todas estas series fueron inspiradas por las tragedias que asolaron a la humanidad: revolución, guerra, dictadura.

Desde 1957 hasta sus últimos días trabajó en las Series del Espacio, inspiradas en las angustias del hombre de su tiempo, que lo impulsaron a descubrir otros mundos y otras posibilidades, cuyo alcance en todos los órdenes de la vida era imprevisible y gravitaría también, sin duda, en las expresiones plásticas.