[7] Mijaíl Jodarkovski estima que fueron abducidas entre 150.000 y 200.000 personas en Rusia en los primeros 50 años del siglo XVII.
[10] Estos bienes de comercio humanos eran mayoritariamente vendidos al Imperio otomano, con una minoría quedándose en Crimea.
Según la Encyclopædia Britannica, «se sabe que por cada esclavo vendido en el mercado por los crimeos, mataron a muchas otras personas durante sus incursiones y un par más murieron de camino al mercado de esclavos».
La ciudad era un puesto avanzado del Imperio otomano con una fuerte guarnición de jenízaros y artillería.
Además de en Caffa, los esclavos eran vendidos en Karasubazar, Tuzleri, Bajchisarái y Jazleve.
Cuándo la Horda llegó a su fin en 1502 desapareció el colchón entre el nuevo estado crimeo y sus vecinos del norte.
Sus tropas raramente cruzaban el Oka, incluso cuándo se producían ataques masivos en las fortalezas al sur.
Para evitar vados generalmente se seguían las tierras altas entre las cuencas de ríos.
El kan crimeo Devlet I Giray arrasó Moscú durante su campaña de 1571.
En julio–agosto, una horda tártara de 120.000 soldados fue derrotada finalmente por el ejército ruso, dirigido por los príncipes Mijaíl Vorotynski y Dmitri Jvorostinin.
[19] En 1633 tuvo lugar la última incursión de crimeos y nogais contra Moscovia que llegó hasta la línea del Oká.
Por ello, en 1636 se iniciaría la construcción de la nueva línea de Bélgorod, que ocuparía los siguientes veinte años, y que estaría formada por Ojtyrka (1654), Olshán (1645), Volni kurgán (1640), Jomtyzhsk (1640), Kárpov (1646), Bóljov (Bóljovets, 1646), Korocha (1638), Yáblonov (1637), Tsariov-Alekséyev (1637), Verjososensk (1637), Userd (1641) y Ostrogozhsk (1652), entre otras.
En 1769, una última razia tártara durante la siguiente guerra ruso-turca, vio la captura de 20.000 esclavos.
El poder turco experimentó en los siglos XVIII y XIX una decadencia frente al ascensor ruso en la escena internacional.
[9] Así, en el siglo XVII el autor otomano Evliya Çelebi calculaba que había 400.000 esclavos en Crimea frente a apenas 187.000 musulmanes libres.
Michalon Litvin describió Caffa en 1615 como "un insaciable y anárquico abismo, bebiendo nuestra sangre."