Los valores histórico-artísticos del Real Convento de Santiago, en Vélez-Málaga (España), evidencian la presencia del instituto religioso franciscano en la ciudad desde su conquista por los Reyes Católicos en 1487, cuando este inmueble inicia su andadura al ocuparse la antigua mezquita por la comunidad franciscana.
Asimismo, habría que destacar las pinturas murales, próximas a la capilla del Huerto y la actual portada construida en 1788.
Las reformas del siglo XIX, incorporaron un coro alto de perfil sinuoso, con decoración sencilla y equilibrada.
El valor urbanístico de inmueble adquiere singular relevancia, y nos remite a la época en que estos establecimientos eclesiásticos abarcaban grandes parcelas urbanas.
En su interior se dispone un patio o claustro cuadrado, en torno al cual se encuentran las distintas dependencias del convento y la iglesia, adosada esta al claustro por el lado de la Epístola.
El templo se compone de una nave, con coro alto a los pies y presbiterio elevado en la cabecera.
En el lado del Evangelio, posteriormente se le adosa una nave que da paso a tres capillas.
La capilla se estructura mediante un espacio cuadrado cubierto de cúpula semiesférica sobre pechinas.
La cúpula se estructura en ocho segmentos enmarcados por molduras mixtilíneas, desarrollándose en ellos una profusa decoración de veneras, roleos, rosetas y acantos.
En los testeros laterales se encuentran dos grandes pinturas de forma oval circundadas por hojarasca, que representan la Anunciación y Cristo en Majestad.
Viste túnica de color morado sujeta a la cintura mediante cordones dorados.
Mide 1,60 x 0,55 m y está realizado en el siglo XX por el escultor Domingo Sánchez Mesa.
Todos estos elementos están realizados en ladrillo visto, acentuando su contraste cromático con el blanco de los muros enjalbegados.
En su clave se decora con yeserías, compuestas de hojarasca carnosa rizada y rocalla, integradas a un cordón franciscano, que se extiende alrededor de una cartela con una inscripción que hace referencia a la reforma del año 1955.
Esta disposición es motivada por el adosamiento de las distintas capillas abiertas a la nave lateral, y que constituyen diferentes volúmenes al exterior.
La portada que da acceso a la iglesia se ubica en el costado derecho de la fachada principal.
En la planta inferior se abre el acceso, con jambas ensanchadas, cubierto con puerta de doble hoja decorada con motivos mixtilíneos incisos, realizada en 1788.
A esta fachada corresponde la cabecera de la iglesia, en la que emerge al exterior el volumen cuadrangular del camarín sustentado por una peana en chaflán.
En la parte superior destaca el alero de canecillos que corre bajo el tejado, elementos mudéjares del edificio.