La chispa definitiva la dio la requisa forzada de granos ejercida en el marco del comunismo de guerra, que inició una política de persecución despiadada contra todo opositor y castigos contra cualquier aldea que se resistiera.
Los bolcheviques en la ciudad eran apenas 200 más dos ametralladoras; resistieron valientemente pero debieron retirarse a la estación de tren, que fue sitiada y al día siguiente cayó.
[3] Los informes hablan de al menos 70 bolcheviques y 300 rebeldes muertos.
[1] Klëpov pudo escapar pero no se volvió a saber de él.
Esta sublevación suele considerarse un bunt, una revuelta breve, puntual y poco significativa.