Recinto abaluartado de Olivenza

Para ese fin se demolió la antigua cerca manuelina, reaprovechando su piedra para erigir una cuarta muralla, con planta en forma de polígono estrellado, amparada por nueve baluartes.

El trazado y dirección de las obras estuvieron a cargo del arquitecto jesuita holandés Cosmander.

Todavía en obras, fue conquistada en 1657, tras cuatro tentativas frustradas, por tropas españolas bajo el mando del duque de San Germán, siendo devuelta a Portugal con la firma del tratado de Lisboa de 1668.

Cosmander, bien capturado por las fuerzas españolas, bien habiéndose cambiado de bando, falleció tiroteado en un ataque español a esa misma plaza, cuando la defendía al frente de un efectivo de 1000 hombres.

En la segunda mitad de ese siglo, reorientando su posición estratégica frente a España, Portugal cambia de una política ofensiva a una defensiva, lo que afectó a su posición en la margen izquierda del río Guadiana, particularmente a Olivenza: todos los arquitectos militares extranjeros que la visitan, a petición de la Corona portuguesa (Rainsford, Valleré, el Príncipe de Waldeck, Myremont), recomiendan su abandono estratégico considerando: Tal vez debido a esas recomendaciones, al comienzo de la llamada Guerra Peninsular, la plaza fue entregada, sin resistencia, por Julio César Augusto Chermont, su Gobernador el 20 de mayo de 1801, a la vista de las tropas españolas que, en aquel mes, bajo mando de Manuel Godoy, invadieron y ocuparon el Alentejo, durante la Guerra de las Naranjas.

Fortaleza de Olivenza en 1509.